Mi experiencia con el chupete
Aún recuerdo que intenté sacarle el chupete a mi hijo mayor antes que naciera mi segundo hijo. Él tenía 16 meses y no lograba entender esta situación, algo que le provocaba tranquilidad, ahora ya no lo tenía.
Y ahí comencé a ver el significado de este pequeño objeto para un niño. Ellos comienzan a descubrir el mundo a través sus sentidos y el primero de todos es su boca y succionar. De esta acción reciben su alimentación que les produce mucho placer y tranquilidad. En inglés “pacifier”, describe muy bien su función: calmar, distraer o alentar a dormir al pequeño.
Si a esto, le agregamos la vida de hoy tan ajetreada en la que cumplimos como dueña de casa, mamá, pareja, parte de una familia y trabajo la verdad que este pequeño objeto puede ayudarnos cuando necesitas tranquilizar a tu bebe.
Ya tomada la decisión, procedí a esconderle su tan preciado tesoro. No crean que fue fácil, hubo llanto, pena y angustia y cuando ya creí tener todo en orden me encontré un día a mis dos hijos abrazados durmiendo y al más grande con el chupete del menor.
El chupete… ¿es bueno o malo?
Pero como toda cosa buena, también tiene su precio.
El uso excesivo puede crear dependencia de la criatura lo que es inimaginable cuando se pierde o se le cae al dormir.
También como son pequeños en crecimiento el uso de este aparato después de los 24 meses puede provocarle problemas dentales, deformación de sus huesos maxilares y problemas en el desarrollo de su dentición.
Y para mí como educadora lo importante es que con el uso en su boca del chupete no les da cabida para hacer sus primeros gorgojos o movimientos de su lengua e iniciar con sus primeras palabras.
Entonces… ¿qué hacemos?
Tú decides si este objeto es bueno o no para tu bebe.