Mudanzas, nuevos colegios, cambios de ciudad o país… Son situaciones que muchas familias viven hoy, y que aunque estén llenas de esperanza, también pueden traer incertidumbre. Para los adultos, estos cambios suelen venir con decisiones difíciles y mucha logística. Pero, ¿qué pasa con los niños?
Como mamá de cuatro hijos, profesora y psicopedagoga, he vivido estos procesos no solo desde la teoría, sino desde mi experiencia. Por eso, hoy quiero compartirte una historia muy personal, el mensaje detrás de mi nuevo libro “Un nuevo hogar”.
Nuestra historia: una mudanza que nos cambió para siempre
Hace algunos años, junto a mi marido, por motivos de perfeccionamiento, nos movimos a Saint Louis, Missouri. Teníamos tres hijos pequeños: uno de casi 5 años, otro de 3 y una guagua de solo 6 meses. Sabíamos que el cambio era grande. Tendríamos que dejar a la familia, aprender otro idioma, adaptarnos a una cultura distinta… era empezar de cero.
Nosotros, como adultos, sabíamos todo lo que implicaba esa decisión. Pero nuestros niños no lo comprendían ni dimensionaban. No sabían que todo cambiaría: su casa, sus rutinas, sus personas favoritas. Ellos simplemente nos siguieron, como lo hacen muchos niños, confiando ciegamente en que mamá y papá saben lo que hacen.
Y aunque como familia nos fortalecimos y aprendimos mucho, entendí algo muy importante: los niños no se adaptan solos. Necesitan adultos preparados emocionalmente para acompañarlos, contenerlos y ayudarlos a procesar cada paso.

¿Qué necesitan los niños cuando todo cambia?
Los niños necesitan estructura, palabras, rutinas… pero por sobre todo, necesitan sentir que no están solos. Aquí te comparto algunos consejos prácticos que pueden ayudarte a preparar y acompañar a tus hijos en estos momentos:
1. Involúcralos en el proceso
Déjalos guardar sus juguetes favoritos, elegir sus cuentos o decorar una caja con sus cosas especiales. Participar les da seguridad.
2. Empaquen recuerdos juntos
Saquen fotos de su pieza, el jardín, la plaza o la casa de los abuelos. Puedes hacer con ellos un mini álbum o mural para llevar a la nueva casa despedida. Recordar ayuda a integrar.
3. Lleven algo que les dé seguridad
Un peluche, una mantita, su libro favorito… esos objetos de apego son esenciales para sentirse en casa, donde sea que estén.
4. Hablen de lo que sienten
No necesitas tener todas las respuestas, solo estar ahí. Valida lo que sienten: “Sé que estás triste”, “Es normal sentir miedo”. Nombrar lo que pasa alivia.
5. Mantén algunas rutinas conocidas
Aunque el entorno cambie, intenta mantener horarios similares para dormir, comer, leer juntos. Las rutinas les entregan estructura y calma.

Crecer también es aprender a soltar
Los cambios son parte de la vida. Y si bien a veces nos remueven, también nos invitan a crecer. Pero ese crecimiento puede ser mucho más amable y consciente si sabemos mirar a los niños y contenerlos en el camino.
“Un nuevo hogar” es un buen libro para familias que hoy están viviendo procesos similares. Porque los niños no se adaptan solos… nos necesitan cerca, atentos y disponibles para acompañarlos paso a paso.
